La desigualdad de género es una lucha constante, que muchas veces está tan interiorizada y normalizada que convivimos con ella sin darnos cuenta, un claro ejemplo de esto es la brecha de tareas domésticas y no remuneradas entre hombre y mujeres. Según datos del INEGI, las labores domésticas son cubiertas en un 76.4% por mujeres y solo un 23.6% por hombres.
Aunque estas desigualdades cada vez se hacen más evidentes, aún hay un gran camino por recorrer, erradicando estas conductas desde la niñez, debido a que muchas veces inician desde ahí; diversos datos demuestran que las niñas aún pasan más tiempo realizando estas tareas que los niños, 45 y 30 minutos respectivamente. Esto afecta directamente otros ámbitos de su vida, debido a que descuidan otras actividades como su educación.
La realización de las tareas domésticas es una labor de todos los miembros del hogar, así como aprender y/o reaprender que estas labores no tienen roles de género, sino que son una responsabilidad compartida que deben asumir todos los integrantes de la familia equitativamente y de acuerdo a su edad.
Tratar de compartir estas responsabilidades muchas veces es una tarea complicada; derivado de una cultura machista y patriarcal que se vive en México y muchos países de Latinoamérica; se tiene la costumbre que la mujer sirve al hombre en todas o casi todas las actividades domésticas, sumando a éstas un valor importante de reconocimiento emocional.
Cambiar puede ser complicado, pero no imposible. Puedes valerte de algunos tips para empezar a delegar tareas domésticas a cada miembro del hogar:
- Inicia por entablar una plática tranquila con tu pareja, sin discutir expresa tus sentimientos e inconformidades y establezcan acuerdos y tareas específicas para cada uno, tanto del hogar como del cuidado de los hijos, ya que ninguna de estas responsabilidades es patrimonio de una sola persona.
- Puedes elaborar una lista con todas las tareas no remuneradas que realizas en el hogar y con los hijos, para visibilizar que no es una tarea fácil, y mucho menos responsabilidad de una sola persona.
- Identifiquen qué tareas se les facilitan más a cada uno y establezcan horarios acorde a sus demás actividades para que no interfieran con sus responsabilidades del hogar.
- Realicen actividades en conjunto y disfruten de la compañía mutua.
- Deja de resolver todo, incita a que cada miembro de la familia se responsabilice por sus necesidades, esto hará que te quites un gran peso de encima.
- Prémiense si realizaron todas las tareas a final de mes, puede ser una salida al aire libre, una cena romántica o cualquier actividad que les agradece y les permita continuar cuidando su salud y la de su familia, los premios incentivan a niños y grandes.
- Delega responsabilidades a los hijos de acuerdo a su edad y sin diferenciar actividades por cuestiones de género, recuérdales y déjales claro que las tareas domésticas son responsabilidad de todos.
Muchas personas tienen una idea errada de la corresponsabilidad cuando de tareas del hogar se trata; frases como “Mira como ayuda a la mujer con los hijos” o “Que bueno que le ayuda con la limpieza de la casa” nos hacen pensar muchas veces que cuando el padre o esposo realiza actividades en el hogar, está “ayudando” a realizar estas tareas. Esto no es así, y debemos cambiar estas conductas y educar a los niños y niñas con el ejemplo; y, aunque muchas veces cambiar hábitos tan arraigados no es tarea fácil, debemos actuar para erradicar estos comportamientos que tienen consecuencias en el bienestar físico y emocional y en el desarrollo personal y profesional de las mujeres. Lograr un mundo con igualdad de oportunidades es una tarea de todos y de todas.