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¿Qué son las nuevas parentalidades?

Parentalidad ¿qué es?

Según la Asociación Americana de Psicología, la parentalidad hace referencia a las acciones relacionadas con la crianza de los hijos, enfocándose en tres pilares fundamentales: cuidado, protección y educación.

¿A qué nos referimos cuando hablamos de nuevas parentalidades?

¿Viejas parentalidades? Con el paso del tiempo han surgido diferentes perspectivas al momento de entender la parentalidad. Estas nuevas ópticas cuestionan las viejas prácticas de parentalidad que se enfocan en acciones rígidas y punitivas al momento de ejercer la crianza con los hijos. Pues ahora se sabe que la violencia física y las parentalidades maltratantes no enseñan a niñas y niños a “portarse bien” y aprender lo que está bien o mal o entender las consecuencias de sus actos, sino a evitar el castigo que las personas a su cargo le imponen por el miedo que les generan. Además de afectar su desarrollo físico, intelectual, emocional y social.

Aunado a esto, estas formas de parentalidad también ejercen roles de género que perpetúan las desigualdades entre mujeres y hombres. Por ejemplo: se espera que la mujer se destine a la procreación, el cuidado de los hijos y del hogar, mientras que el hombre es el encargado de satisfacer las necesidades económicas y de subsistencia de la familia. Estigmatizando así las actividades que deben hacer un hombre o una mujer dentro de la construcción familiar y promoviendo un concepto de familia que también se ha ido modificando.

En cambio, se han estudiado y difundido alternativas para ejercer el rol de la parentalidad y entender la crianza de niñas, niños y adolescentes que favorece mucho mejor su desarrollo integral: las nuevas parentalidades o parentalidades positivas.

Parentalidad positiva

La parentalidad positiva se basa principalmente en el respeto y la no violencia hacia niñas y niños, a través de prácticas que favorezcan su desarrollo integral basadas en el afecto, el apoyo, la comunicación, el acompañamiento y el reconocimiento de sus derechos.

Competencias parentales

Las competencias parentales hacen referencia a las habilidades, capacidades y conocimientos flexibles y adaptativos que poseen padres, madres y cuidadores para criar a niños y niñas.

Estas competencias varían en función del contexto de cada familia: la cultura, las creencias, la educación, el entorno social y familiar, etc. Así, la pobreza, la delincuencia, el maltrato, el consumo de drogas, etc., influyen en el desarrollo de estas habilidades parentales.

Las competencias parentales no son algo que se adquiere inmediatamente al procrear, sino que se van desarrollando en el transcurso de la crianza de los hijos y se pueden ir aprendiendo a través de la continua convivencia con ellos.

De acuerdo con Barudy y Dantagnan (2005), las competencias elementales que deben poseer las personas para asumir la crianza de niñas y niños son las siguientes:

  • Empatía: Capacidad de los adultos responsables de percibir y comprender las necesidades de los niños y las niñas, a través de sus expresiones emocionales y gestuales para responder de manera oportuna a sus requerimientos.
  • Redes: Oportunidad que tienen los padres y madres para pedir, recibir y ofrecer ayuda a sus redes familiares y sociales, lo que incluye a instituciones formales de la comunidad y a profesionales de la salud y de la educación.
  • Modelos de crianza: Oportunidad que tienen los padres y madres para pedir, recibir y ofrecer ayuda a sus redes familiares y sociales, lo que incluye a instituciones formales de la comunidad y a profesionales de la salud y de la educación.
  • Apego: Son los recursos emocionales y cognitivos que tienen las madres y los padres para vincularse con sus hijos e hijas.

¿Quién ejerce la parentalidad?

Las nuevas parentalidades también hacen referencia a las diferentes construcciones familiares que existen. La familia, de acuerdo con la Convención de los derechos de los niños, establece que la familia es el núcleo fundamental de la sociedad y el medio natural para el crecimiento y el bienestar de todos sus miembros, y en particular de niñas y niños.

Así como han ido evolucionando los roles tradicionales de la familia, también lo han hecho los diferentes tipos de familia que se reconocen, por ejemplo:

  • Familias monoparentales: madre o padre solteros
  • Familias homoparentales: pareja de dos hombres o dos mujeres
  • Familia extendida: unión de dos o más familias y/o parientes (abuelos, tíos, primos, etc.)

Visibilizar la diversidad de vínculos familiares que existen es beneficioso para formar una identidad familiar libre de prejuicios y estigmatizaciones.

La parentalidad y su implicación en la crianza y el sano desarrollo de niñas y niños

La familia es el núcleo principal en donde tiene lugar el desarrollo infantil. Sin embargo, es importante señalar que, si bien madres y padres son figuras importantísimas, los distintos miembros de la familia y otros adultos significativos, como docentes y demás personas que puedan ejercer la función de cuidado y atención también impactan de modo relevante en el desarrollo de niñas, niños y adolescentes. 

Esta situación ha hecho que, durante las últimas décadas, el estudio de los roles parentales y los distintos modos de ejercer la parentalidad estén tomando gran relevancia. 

Muchos de estos estudios confirman que ejercer prácticas de parentalidad y crianza positiva mejoran el desarrollo cognitivo, físico y mental de las y los menores obteniendo múltiples beneficios, tales como: 

  • Fortalecer sus habilidades de análisis y comprensión.
  • Adquirir un vocabulario mucho más amplio.
  • Generar una actitud más asertiva ante los problemas.
  • Se vuelven más autónomos e independientes, 
  • Construye una buena autoestima, 
  • Obtiene mayor madurez y empatía, entre otros. 

Otra parte importante de la parentalidad y la crianza son las interacciones de calidad. Lo niños, niñas y adolescentes aprenden a través del ejemplo, debemos aprender a comunicarnos de manera asertiva y eficiente y ejercer primero nosotros la conducta y los valores que queremos promover en los menores, fomentando un ambiente familiar sano y adecuadamente estructurado, estableciendo reglas, límites, hábitos y rutinas con firmeza y compromiso.

Con la práctica de interacciones positivas y una disciplina asertiva y respetuosa, estaremos promoviendo en los menores habilidades apropiadas y responsables de controlar sus emociones y sus conductas. También estaremos fortaleciendo su autoestima, procurando que en la toma de decisiones obtengan una mayor capacidad de análisis y guíen sus decisiones hacia una solución apropiada a sus conflictos, fortalezcan sus habilidades sociales y asuman sus responsabilidades y la consecuencia de sus acciones.

Utilizando una comunicación eficaz, madres, padres y cuidadores enseñarán la forma más efectiva de comunicar sus pensamientos, sentimientos y emociones, y a través del diálogo y negociación, los menores podrán aprender a resolver sus problemas de una manera más eficaz, evitando la negación o la confrontación. 

Otra cosa que debemos tener en cuenta al momento de ejercer la parentalidad y crianza, es que las niñas y niños son personas sujetas de derecho, lo que implica que deben ser escuchados y se debe considerar su opinión cuando se toma una decisión que le afecte, de acuerdo con su edad y grado de madurez. Esto está respaldado en México a través de la Ley General de  los derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.

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