Hace un año que inició el confinamiento a causa de la pandemia por COVID-19 que ha provocado muchos cambios alrededor de nuestras rutinas cotidianas, las niñas y los niños dejaron de ir a la escuela, cambió la dinámica del trabajo, cerraron cines, teatros y cualquier otro medio de entretenimiento que involucre concentraciones de gente. Junto con todo esto han venido distintos retos y adaptaciones que nos pueden parecer estresantes o abrumadoras, que han desencadenado un aumento de malestares emocionales y psicológicos como el estrés, la ansiedad o incluso depresión.
Niñas y niños también se enfrentan a estos retos y adaptaciones y, como responsables de su educación y cuidados, es fundamental que procuremos tanto nuestro bienestar emocional como el de ellos y ellas, fortaleciendo la resiliencia para enfrentar y adaptarnos lo mejor posible a estos tiempos de cambio.
Es importante que como madres, padres o cuidadores de niñas y niños sepamos identificar y manejar nuestras emociones para actuar y comunicar las distintas situaciones o problemas a los que nos enfrentamos en la familia o en la escuela pues esto ayudará, en gran medida, a que las niñas y niños desarrollen su resiliencia y se adapten lo mejor posible a estos cambios que también les afectan.
Pero este problema va más allá del inicio de la pandemia, la salud y el bienestar emocional muchas veces es descuidado o poco atendido por falta de información. La depresión puede incapacitar a las personas que las padecen, haciendo que no puedan desenvolverse con normalidad en los distintos hábitos de su vida, como el trabajo, las relaciones sociales o las relaciones familiares.
Si hablamos de la primera infancia, la depresión materna suele afectar del 15% al 20% de las mujeres. Esta es una de las complicaciones más comunes del embarazo y postparto, lo que afecta directamente al entorno en el que se desarrollan niñas y niños. Las madres que presentan síntomas de depresión pueden tener dificultad para entender las señales y las necesidades de sus hijas e hijos, lo que puede afectar de distintas maneras su desarrollo en una etapa de vida tan crucial, así como la comunicación y la interacción con sus madres.
Los hijos de madres o cuidadores que presentan depresión suelen ser más propensos a sufrir retrasos en su desarrollo emocional, social, cognitivo y físico; por eso es importante que si sientes que estás experimentando cambios que afectan negativamente tu bienestar emocional, puedas conocer y acercarte a diferentes alternativas que te ayuden a mejorar tu bienestar y calidad de vida.
Si te sientes abrumada(o) o necesitas ayuda para enfrentar las situaciones que se te presentan, fortalecer tu resiliencia y la relación con tus hijos y tu familia, en los talleres impartidos por Qué y Cómo, A.C. brindamos herramientas para aprender a manejar el bienestar emocional y gestionar las emociones para conseguir una mejor calidad de vida.